El proyecto DEBOSCAT está cuantificando durante septiembre la superficie forestal de Cataluña afectada por la falta de lluvias, pero los efectos ya son evidentes en algunas zonas del Empordà, Berguedà, el Bages, el Gironès y la Selva. El proyecto de ciencia ciudadana AlertaForestal pide a las personas amantes del bosque que envíen fotografías.
Si bien en 2020 fue un año bueno para los bosques de Cataluña debido a las lluvias abundantes, las perspectivas para el 2021 no son las mismas y se prevé un año complicado para las masas forestales. La primavera y verano muy secos en todo el territorio, sobre todo en el extremo nordeste y áreas del litoral y prelitoral central, sumado a la ola de calor muy fuerte de agosto, está afectando gravemente a los bosques. A estas alturas, los efectos de la sequía ya son evidentes en muchas zonas, como el Empordà, Berguedà, el Bages, el Gironès y la Selva, entre otros. Este mes de septiembre el CREAF arranca la décima temporada del DEBOSCAT, la red de seguimiento del estado de salud de los bosques que promueve el Departamento de Acción Climática de la Generalitat de Cataluña, para valorar la magnitud de los efectos de la sequía junto al cuerpo de Agentes Rurales de la Generalitat. A la vez, el centro de investigación hace un llamamiento a la ciudadanía para que colabore enviando fotografías del estado del bosque a la aplicación AlertaForestal.
«Algunas comarcas nos han avisado que tienen afectaciones grandes, otras las estamos visitando nosotros mismos y todo hace pensar que esta será una campaña muy intensa en la que registraremos muchas hectáreas afectadas», apunta Mireia Banqué, experta del CREAF en afectaciones forestales por sequía. Algunas de estas zonas ya han sufrido decaimiento durante el verano con pérdida de hojas, por ejemplo, pero si a partir de ahora llueve, las precipitaciones podrían amortiguar un poco la situación o incluso evitarla en otros lugares. Los expertos del CREAF han comprobado que desde hace unos años en las zonas donde hay fuertes anomalías de precipitación es donde hay más probabilidad de que aparezcan síntomas del decaimiento del bosque. Por eso, con los datos del Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC) creen que este año la situación podría ser más grave en el litoral y prelitoral central y norte y parte de la Cataluña central.
Jordi Vayreda, investigador del CREAF, alerta: «el cambio climático está dando lugar a fenómenos climáticos cada vez más extremos (sequías de larga duración y más intensas, olas de calor…) lo que hace prever que las afectaciones sean cada vez más graves y que afecten incluso los bosques más mediterráneos y mejor adaptados a la sequía. «La zona mediterránea tiene especies de árboles acostumbradas a pasar sed en verano y tienen mecanismos que les permiten resistir más o menos bien. Pero las condiciones de sequías continuadas y de altas temperaturas que nos está llevando cada año el cambio climático representan unas exigencias muy fuertes en los árboles. Cuanto más altas son las temperaturas, más agua evaporan los árboles y cada vez hace más calor y llueve de forma más irregular.
Datos definitivos, al octubre
Ahora, como cada mes de septiembre desde hace 10 años, el CREAF y el cuerpo de Agentes Rurales de la Generalitat de Cataluña se encuentran inmersos en la nueva campaña de campo para calcular la superficie exacta afectada por sequía y evaluar su nivel de gravedad una vez pasada la época más seca. Se trata del proyecto DEBOSCAT, coordinado por el CREAF y impulsado por el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat de Cataluña, que se centra en registrar los episodios de decaimiento en nuestros bosques. «Del 1 al 30 de septiembre, los agentes rurales hacen los muestreos de campo y hasta que no acabe la campaña no podremos saber en detalle la gravedad de la situación», explica Mireia.
Los ojos del bosque
Con este escenario en el que las afectaciones son visibles y fácilmente identificables, cualquier persona amante de los bosques puede ayudar a saber dónde se están produciendo estas efectos participante en el proyecto AlertaForestal, una plataforma de ciencia ciudadana que analiza el estado de salud de los bosques de Cataluña mediante observaciones realizadas por la ciudadanía. Participar es tan sencillo como enviar fotografías de paisaje de bosques afectados por sequía a través de su web-app o app móvil gratuita para dispositivos Android e iOS. Tanto en la web del proyecto como la propia app, se facilitan unas infografías que ayudan a valorar el grado de afectación. Desde el CREAF se hace un llamamiento a la ciudadanía para convertirse en los ojos del bosque.
AlertaForestal accepta observacions de cinc tipus d’afectacions forestals: sequera, processionària, papallona del boix, ventada i nevada. Està coordinat pel CREAF i compta amb el suport de la Generalitat de Catalunya i del Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya (CTFC).
La historia reciente de nuestros bosques
Desde 2012, el proyecto DEBOSCAT registra los efectos de las sequías en los bosques de Cataluña. Durante estos nueve años, hay dos que destacan sobre el resto: en 2012 y 2016.
- En 2012 representa un récord, con unas 40.000 hectáreas con bosques afectados por sequía en Cataluña. Un 66 % de la afectación correspondió a especies de frondosas (como el roble y la encina) y un 34 %, especies de coníferas (como el pino silvestre y el pino negro). Al ser el primer año de datos, sin embargo, es difícil determinar qué afectaciones son de años anteriores y cuáles son nuevas de aquel año.
- Los años 2013, 2014 y 2015 dieron una tregua, ya que se registra muy poca afectación nueva. Visitando los lugares afectados en 2012 se ve que los planifolios tienen una recuperación destacable -mayoritariamente porque rebrotan- mientras que las coníferas o bien aguantan el embate o bien mueren si sufren daños severos. En 2015 se empiezan a cicatrizar episodios y algunas zonas se recuperan de forma total o parcial.
- En 2016 la sequía fue severa, pero no tan fuerte como la del 2012. Se registran 30.000 hectáreas con afectación, sobre todo debido a la falta de precipitación que se dio. Casi 2/3 de los episodios nuevos de decaimiento forestal provocado por sequía se encuentran en áreas donde llovió menos del 30 % de lo que llueve habitualmente y casi 1/4 de los episodios, en zonas donde llovió entre un 30 y un 50 % de lo que es habitual. Por otra parte, también se detecta que unas 9.600 hectáreas afectadas en 2016 ya habían sido afectadas en 2012, de modo que en sólo cuatro años de diferencia estos bosques han recibido el impacto de dos fuertes sequías. Este es un punto clave, ya que no es lo mismo resistir una sequía puntual que tener que resistir frecuentemente. Así, la capacidad de los árboles para recuperarse puede ser muy diferente según la recurrencia de las sequías.
- 2017 y 2018 se produjo una nueva tregua. Se registra poca superficie nueva afectada pero una cantidad similar de superficie total.
- 2019 se dio un inicio de la recuperación. Este año muestra un descenso importante de la afectación tanto en episodios nuevos como en superficie total.
- 2020 fue un año de lluvias excepcionales que ayudaron a los bosques a recuperarse. Después de un invierno y primavera extraordinariamente lluviosos, 2020 supuso la menor superficie registrada de la serie y tan sólo cuatro nuevas afectaciones testimoniales que representan 163 hectáreas nuevas de bosque afectadas por sequía. Este año se dan por recuperadas unas 10.400 hectáreas después de tres años seguidos de poca sequía.
De estos nueve años de seguimiento, los expertos del DEBOSCAT han extraído dos conclusiones esenciales. La primera es que los bosques acostumbrados a tener agua abundante sufren mucho más cuando no la tienen que los bosques que ya crecen con escasez, y que las calores fuera de lo habitual también hacen estragos. Y la segunda, es que las especies de frondosas siempre son las que registran mayor cantidad de superficie afectada, pero a la vez son las que se recuperan mejor. Las coníferas muestran habitualmente menos superficie afectada pero también una menor capacidad de recuperación.