Un bosque debilitado por el factor humano es más susceptible a sufrir problemas de salud

Hoy, 5 de junio, es el Día Mundial del Medio Ambiente, un día para recordar que el medio que nos rodea es nuestro hogar y parte fundamental de nuestro bienestar. Jordi Vayreda, ecólogo del CREAF y coordinador científico de Alerta Forestal, nos habla sobre un ecosistema clave que hay que mantener en buen estado de salud: los bosques. Déjate sorprender, descubrirás que los bosques tienen memoria, que su salud está comprometida y que la ciudadanía puede ayudarles. ¿Te apuntas?

Jorid Vayreda extrayendo un testimonio de madera de un árbol. Autoría: CREAF.

 

Empezamos bien la casa y vamos a las bases: Jordi, ¿qué es un bosque sano?

Para entender qué es un bosque sano, debemos profundizar aún más y entender qué es un bosque, cómo funciona y qué puede hacer que enferme. Un bosque no son sólo los árboles y los arbustos que todos vemos, sino también el suelo donde arraigan, los pájaros que habitan, los mamíferos, los hongos y las bacterias… Todas estas especies tienen su papel dentro del ecosistema, se encuentran dentro de una red de interacciones que hace que todo funcione. Podríamos decir que un bosque es como un organismo complejo que se altera cuando hay presiones, como un incendio, una sequía intensa, un viento, etc., hasta el punto que si la presión es muy intensa o recurrente puede ser difícil que se recupere.

Cuando hablamos de ‘bosque sano’, hablamos de un bosque donde todos los procesos que se dan funcionan correctamente, como el crecimiento de los árboles, las interacciones entre especies o la descomposición de la materia orgánica. Es decir, que todas las piezas de aquel ecosistema que antes mencionábamos encajan y están en equilibrio. En el momento en que esta situación se altera y una pieza falla aumenta la probabilidad de que enferme, por ejemplo, con la aparición de plagas que se aprovechen. Entonces ya podemos decir que no es un bosque sano, sobre todo si no es capaz de recuperarse.

¿Y es fácil que toda esta estructura de interacciones se mantenga estable?

La verdad es que no. En el contexto actual de cambio climático es difícil que un bosque pueda mantener todo este engranaje en perfecto estado, porque justamente la falta de agua o las elevadas temperaturas son presiones añadidas. Pero no sólo afecta el cambio climático, sino también otras presiones que ejercemos las personas directa o indirectamente, por eso preferimos hablar de cambio global y de la importancia de la memoria de los bosques.

¿La memoria de los bosques?

Sí, el estado de salud de un bosque no es sólo cuestión del presente, también de las condiciones que sufrió en el pasado, de su historia y vivencias, tanto por efectos humanos como por situaciones climáticas anteriores. Justamente las presiones que ejercemos los humanos sobre los bosques, como la introducción de especies invasoras, los aprovechamientos forestales para sacar leña o la erosión del suelo, dejan cicatrices en el bosque que pueden tener consecuencias a muy largo plazo. Así que, visto desde fuera, un bosque puede parecer sano porque tiene buen aspecto, pero si indagamos en su historia podemos descubrir que ha sufrido varias alteraciones previas y que pueden ser la causa de su debilitamiento actual. Y un bosque debilitado es más susceptible a sufrir problemas de salud. Hay que tenerlo en cuenta.

Bosque afectado por procesionaria. Autoría: Alerta Forestal.

 

Y los bosques que nos rodean, los mediterráneos, ¿están sanos?

En el caso de la cuenca mediterránea se hace difícil encontrar bosques con un estado de salud perfecto, porque históricamente han recibido muchas presiones. A esta historia se le añaden las alteraciones climáticas actuales, que provocan situaciones de aridez acusada y apariciones de plagas que acaban perjudicando a los árboles. Podría ser el caso de la plaga de la procesionaria, que afecta a los pinos y que lleva tres años seguidos comiéndose sus hojas.

Cierto, es una situación preocupante. De hecho, este año se está ampliando la información gracias a la colaboración ciudadana, ¿no?

Sí, desde hace medio año cualquier persona que pasee por la montaña puede echarnos una mano si ve alguna afectación forestal y hace una foto. Hemos creado la plataforma Alerta Forestal para recoger estas imágenes e intentar ver cómo podemos adelantarnos y prever los efectos de la sequía o de las plagas en nuestros bosques. Sabemos que existen fenómenos que perjudican los bosques, qué trayectoria siguen a lo largo del tiempo, pero hay que conocer más cómo afectan, dónde y en qué momento.

Como ecólogo, cuando tienes una serie de situaciones previas que se cumplen, ya te ayudan a hacer un diagnóstico para saber qué está pasando en el bosque. Sin embargo, se necesita muchísima información para que las previsiones sean precisas, y sobre todo hay que acumular datos para una buena gestión a largo plazo: cuáles son las especies más vulnerables, cuáles son los factores ambientales que más incidencia tienen (tipo de suelo , pendiente, temperatura, sequía, …).

A toda esta información que nos proporciona Alerta Forestal a través de las usuarias y usuarios de la plataforma, habrá que añadir el factor humano. Sólo así podremos saber si un bosque está sano y como hay que gestionarlo.

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